San Vicente le puso el nombre. Costa agreste, el fin del suroeste, doblado el cabo, el Algarve, es otro.
Aquí las aguas son frías, las playas se anidan en acantilados. Aves, mamíferos, reptiles, anfibios, crustáceos, peces, todos encuentran aquí abrigo, mal grado a la difícil convivencia con el gran depredador Hombre. Para mediar ese “conflicto” ancestral, la Costa Vicentina fue clasificada, primero, como área protegida, después como Parque Natural, nos confunde su continuidad con el suroeste Alentejano, pero las plantas y animales no entienden ese pormenor semántico, más preocupadas por el cambio de salinidad, temperatura, tipo de suelo, humedad, contaminación y otros factores ambientales.
Aquí las aguas son frías, las playas se anidan en acantilados. Aves, mamíferos, reptiles, anfibios, crustáceos, peces, todos encuentran aquí abrigo, mal grado a la difícil convivencia con el gran depredador Hombre. Para mediar ese “conflicto” ancestral, la Costa Vicentina fue clasificada, primero, como área protegida, después como Parque Natural, nos confunde su continuidad con el suroeste Alentejano, pero las plantas y animales no entienden ese pormenor semántico, más preocupadas por el cambio de salinidad, temperatura, tipo de suelo, humedad, contaminación y otros factores ambientales.
La costa vicentina forma parte de la zona más occidental del algarve portugués, justamente lo que es el Cabo San Vicente y sus proximidades, en el sur del país.El Algarve es una zona eminentemente turística, donde el turismo alemán, francés, británico y español invierten sus vacaciones.Aquí se puede encontrar los paisajes más dispares, desde playas interminables de fina arena, zonas de marismas, islas arenosas de varios kilómetros y bellísimos acantilados y calas.En este último tipo de costa se enmarca la costa vicentina. Aquí los grandes acantilados, totalmente verticales, son a menudo interrumpidos por playas, formando parajes únicos.Otra gran virtud de estas tierras es la gastronomía. Aquí todavía se puede comer en muchos restaurantes las comidas tradicionales portuguesas, el plato combinado no tiene sitio aquí.Las comidas siempre empiezan con el ritual del pan, la mantequilla, el queso curado y el paté de sardinas, es una buena costumbre que algunas veces acompañan con aceituna.El pan riquísimo, miga prieta, no apto para dietas y con bastante salvado.En cuanto a los platos, a cual mejor, prueben la 'Cataplana' (especie de guiso de pescado o marisco), el bacalao (en decenas de formas distintas), las lulas (especie de calamares), el 'polvo' (pulpo en portugués y gallego) y un largo etcétera.Los postres caseros son tambien exquisitos.
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